Nos hemos subido a esquiar a Grouse Mountain, que es una estación pequeñita que hay al lado de Vancouver. Tan cerca que se puede llegar el autobús público en 45 minutos y que se puede ver donde vives desde el pico.
Esta vez nos hemos venido aquí porque Ana no sabe todavía esquiar muy bien y después de la experiencia traumática de Whistler, donde acabó rescatándola la Snow Patrol, necesitaba coger un poco la confianza. Se puede llegar a una hora decente sin tener que madrugar y además cierra a las 10 de la noche, con lo que además ¡puedes esquiar de noche!
Una pena que la nieve no estuviera en buenas condiciones, era casi todo hielo y nieve de cañon. Pero mirad que vistas, yo vivo ahi.